Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe
Calle
Fausto, a Mefistófeles.
¿Qué hay? ¿Cederá?
Mefistófeles
¿Tanto fuego
ya tus deseos agita?
Pronto, tal desasosiego
te aliviará Margarita.
Podrásla esta noche ver
en casa de su vecina
que es como mandada a hacer,
por lo alcahueta y ladina.
Fausto
¡Bien!
Mefistófeles
¡Mas servirla debemos!
Fausto
Sí; servicio por servicio.
Mefistófeles
Es menester que la demos
un buen testimonio en juicio,
de que en Padua está enterrado
el cuerpo de su marido,
por cierto, en lugar sagrado.
Fausto
Como a Padua no hemos ido,
el viaje haremos primero.
Mefistófeles
¡Santa Simplicitas! ¡Paso!
Que sea o no verdadero
el entierro, no hace al saco.
Fausto
¡No haré cosa tan rastrera!
Mefistófeles
¡Así un santo tú serás!
¿Será esta la vez primera
que, en falso, atestiguaras?
¿No has dado, de Dios, del mundo
y cuanto en él se remueve,
y de lo que en lo profundo,
la mente humana conmueve,
con mucha más osadía,
hinchadas definiciones
y comentos a porfía?
Haciendo tus reflexiones
sobre ello, confesarás
que entre tanto y tanto punto,
no sabías, Fausto, más
que del tal Schewerdtlein difunto.
Fausto
¡Eres siempre el mentiroso!
¡Sofista! ¡El más imprudente!
Mefistófeles
Mas, compararme yo no oso,
en verdad, con cierta gente.
¿Mañana, con todo honor,
no irás dónde Margarita?
¿Y no jurarás amor
inmenso a la pobrecita?
Fausto
¡Sí, de corazón!
Mefistófeles
¡Muy bien!
Luego vendrá la pasión,
eterna, única, ¿también
saldrá esto del corazón?
Fausto
Sí, sí. ¡Basta! ¡Cuando siento
la ansiedad en que batallo,
nombres busco al sentimiento
y nombres dignos no le hallo;
después, en desasosiego
yo busco el más exquisito
verbo, y este ardiente fuego
en que me abraso, infinito,
eterno, lo llamo, eterno…
Y esto también, ¿ilusión,
hija será del infierno?
Mefistófeles
¡No obstante, tengo razón!
Fausto
¡Basta que ya me atosiga!
Quien quiere triunfo obtener
y de hablar no se fatiga,
se sale con su querer.
Dame mucha desazón
esta plática enojosa,
y tienes al fin razón;
no puedo hacer otra cosa.