VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CLXXXI. Cómo Cortés se embarcó con todos los soldados que había traído en su compañía y los que había en San Gil de Buena-Vista, y fue a poblar adonde agora llaman Puerto de Caballos, y se le puso nombre la Natividad, y lo que en él se hizo.

Pues como Cortés vio que en aquel asiento que halló poblando a los de Gil González de Ávila no era bueno, acordó de se embarcar en los dos navíos y bergantín con todos cuantos en aquella villa estaban, que no quedó ninguno, y en ocho días de navegación fue a desembarcar adonde agora llaman Puerto de Caballos, y como vio aquella bahía buena para puerto, y supo de indios que había cerca poblaciones, acordó de poblar una villa que la nombró Natividad, y puso por su teniente a un Diego de Godoy, y dende allí hizo dos entradas en la tierra adentro a unos pueblos cercanos, que ahora están despoblados; tomó lengua dellos cómo había cerca otros pueblos, basteció la villa de maíz, y supo que estaba el pueblo de Naco, donde degollaron a Cristóbal de Olí, cerca, y escribió a Gonzalo de Sandoval, creyendo que ya había llegado y estaba de asiento en Naco, que le enviase diez soldados de los de Guacacualco, y decía en la carta que sin ellos no se hallaba en hacer entradas; y le escribió cómo quería ir dende allí al puerto de Honduras, adonde estaba poblada la villa de Trujillo, y que el Sandoval con sus soldados pacificasen aquellas tierras y poblasen una villa; la cual carta vino a Sandoval estando que estábamos en las estancias por mí ya dichas, que no habíamos llegado a Naco. Y dejemos de decir de Cortés y sus entradas que hacía dende Puerto de Caballos, y de los muchos mosquitos que en ella le picaban, ansí de día como de noche; que a lo que después le oía decir, tenía con ellos tan malas noches, que estaba la cabeza sin sentido, de no dormir.

Pues como Gonzalo de Sandoval vio las cartas de Cortés, luego se fue dende aquellas estancias que dicho tengo, a unos pueblezuelos que se dicen Cuyoacán, que estaban de allí siete leguas, y no se pudo ir luego a Naco, como Cortés le había mandado, por no dejar atrás en los caminos muchos soldados que se habían apartado a otras estancias por tener qué comer ellos y sus caballos, y por causa que al pasar de un río muy hondo que no se podía vadear, y era camino de las estancias, o por dejar recaudo de una canoa con que pasasen los españoles que quedaban rezagados y muchos indios mejicanos que venían dolientes; y esto fue también porque de unos pueblos cercanos de las estancias, que confinaban con el río y Golfo-Dulce, venían cada día allí de guerra muchos indios de los pueblos, y porque no hiciesen algún mal recaudo y muertes de españoles y de indios mejicanos, mandó Sandoval que quedásemos a aquel paso ocho soldados, y a mí me dejó por caudillo dellos, y que tuviésemos una canoa del pasaje siempre varada en tierra, y que estuviésemos alerta si daban voces pasajeros de los que estaban en las estancias, para luego les pasar; y una noche vinieron muchos indios guerreros de los pueblos cercanos y de las estancias, creyendo que no nos velábamos; o por tomarnos la canoa dan de repente en los ranchos en que estábamos y les pusieron fuego, y no vinieron tan secreto, que ya les habíamos sentido; y nos recogimos todos ocho soldados y cuatro mejicanos de los que estaban sanos, y arremetimos a los guerreros, y a cuchilladas les hicimos volver por donde habían venido, puesto que flecharon a dos soldados y a un indio, mas no fueron mucho las heridas.