VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.
CAPÍTULO CXXXI. Cómo vino un navío de Cuba que enviaba Diego Velázquez, e venía en él por capitán Pedro Barba, y la manera que el almirante que dejó nuestro Cortés por guarda de la mar tenía para los prender, y es desta manera.
Pues como andábamos en aquella provincia de Tepeaca, castigando a los que fueron en la muerte de nuestros compañeros, que fueron diez y ocho los que mataron en aquellos pueblos, y atrayéndolos de paz, y todos daban la obediencia a su majestad; vinieron cartas de la Villa-Rica cómo había venido un navío al puerto, y vino en él por capitán un hidalgo que se decía Pedro Barba, que era muy amigo de Cortés; y este Pedro Barba había estado por teniente del Diego Velázquez en la Habana, y traía trece soldados y un caballo y una yegua, porque el navío que traía era muy chico; y traía cartas para Pánfilo de Narváez, el capitán que Diego Velázquez había enviado contra nosotros, creyendo que estaba por él la Nueva España, en que le enviaba a decir el Diego Velázquez que si acaso no había muerto a Cortés, que luego se le enviase preso a Cuba, para envialle a Castilla, que ansí lo mandaba don Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos y arzobispo de Rosario, presidente de Indias, que luego fuese preso con otros de nuestros capitanes; porque el Diego Velázquez tenía por cierto que éramos desbaratados, o a lo menos que Narváez señoreaba la Nueva España.
Pues como el Pedro Barba llegó al puerto con su navío y echó anclas, luego le fue a visitar y dar el bien venido el almirante de la mar que puso Cortés, el cual se decía Pedro Caballero o Juan Caballero, otras veces por mí nombrado, con un batel bien esquifado de marineros y armas encubiertas, y fue al navío de Pedro Barba; y después de hablar palabras de buen comedimiento, qué tal viene vuestra merced, y quitar las gorras y abrazarse unos a otros, como se suele hacer, preguntó el Pedro Caballero por el señor Diego Velázquez, gobernador de Cuba, qué tal queda, y responde el Pedro Barba que bueno; y el Pedro Barba y los demás que consigo traían preguntan por el señor Pánfilo de Narváez, y cómo le va con Cortés; y responden que muy bien, e que Cortés anda huyendo y alzado con veinte de sus compañeros, e que Narváez está muy próspero e rico, y que la tierra es muy buena; y de plática en plática le dicen al Pedro Barba que allí junto estaba un pueblo, que desembarque e que se vayan a dormir y estar en él, que les traerán comida y lo que hubieren menester, que para sólo aquello estaba señalado aquel pueblo; y tantas palabras les dicen, que en el batel y en otros que luego allí venían de los otros navfos que estaban surtos les sacaron en tierra.