Los Miserables
Autor: Víctor Hugo
Cuarta Parte: El idilio de la calle de Plumet y La epopeya de la calle de Saint-Denis
Libro decimoquinto
La calle de L’Homme-Armé
Cap IV : Gavroche se pasa de cumplidor.
Entretanto, a Gavroche acababa de ocurrirle una aventura.
Gavroche, tras lapidar con gran primor el farol de la calle de Le Chaume, llegó a la calle de Les Vieilles-Haudriettes y, como «no pasaba ni un gato», le pareció un momento oportuno para cantar cuanta canción se le ocurriera. Lejos de andar más despacio cuando cantaba, lo hacía más deprisa. Fue sembrando a lo largo de las casas dormidas o aterradas estas estrofas incendiarias:
Miente el pájaro entre las hojas
y dice que Atala ayer
con un ruso cogió y se fue.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.
Pierrot, amigo, dices cosas
porque Mila el otro día
me llamó por su celosía.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.
Y son pícaras muy garbosas.
Con su veneno me embrujaron
y a Orfila lo emborracharon.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.
Me gusta el amor y sus broncas.
Quiero a Agnès, a Paméla quiero.
Lise se quemó en mi mechero.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.
Al ver las mantillas de blondas
que Zélia y Suzette se ponían,
mi alma en sus pliegues se lía.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.
Amor, si coronas de rosas
a Lola en la sombra tardía,
por ella el alma daría.
Donde van las chicas hermosas,
lon, la.