VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CCIV. De lo que el Marqués del Valle hizo desde que estaba en Castilla.

Como su majestad volvió a Castilla a hacer el castigo de Gante, e hizo la gran armada para ir sobre Argel, le fue a servir en ella el marqués del Valle, y llevó en su compañía a su hijo el mayorazgo; también llevó a don Martín Cortés, el que hubo en doña Marina, y llevó muchos escuderos y criados y caballos, y gran copia y servicio, y se embarcó en una buena galera, en compañía de don Enrique Enríquez; y como Dios fue servido hubiese tan recia tormenta, se perdió casi que toda la real armada; también dio al través la galera en que iba Cortés, y escapó él y sus hijos y todos los más caballeros que en ella iban, con gran riesgo de sus personas; y en aquel instante, como no hay tanto acuerdo como debía haber, especialmente viendo la muerte al ojo, dijeron muchos de los criados de Cortés que le vieron que se ató en unos paños revueltos al brazo, y en el paño ciertas joyas de piedras muy riquísimas que llevaba como gran señor, como se suele decir, para no menester, y con la revuelta del salir en salvo de la galera, y con la mucha multitud de gente que había, se le perdieron todas las joyas y piedras que llevaba, que, a lo que decían, valían muchos pesos de oro.

Y volveré a decir de la gran tormenta y pérdida de caballeros y soldados que se perdieron. Aconsejaron a su majestad los capitanes y maestres de campo que eran del real consejo de Guerra, que luego alzase el cerco y real de sobre Argel, y se fuese por Bujía, pues que veían que nuestro Señor Dios fue servido dalles aquel tiempo contrario, y no se podía hacer más de lo hecho; en el cual acuerdo y consejo no llamaron a Cortés para que diese su parecer; y de que lo supo, dijo que si su majestad era servido, que él entendía, con el ayuda de Dios y con la buena ventura de nuestro césar, que con los soldados que estaban en el campo, de tomar a Argel; y también dijo a vueltas destas palabras muchos loores de sus capitanes y compañeros que nos hallamos con él en la conquista de Méjico, diciendo que fuimos para sufrir hambres y trabajos, y que de quiera que les llamase hacía con ellos heroicos hechos, y que heridos y entrapajados no dejaban de pelear y tomar cualquier ciudad y fortaleza, aunque sobre ello aventurasen a perder las vidas; y como muchos caballeros le oyeron aquellas palabras, dijeron a su majestad que fuera bien haberle llamado a consejo de guerra, y que se tuvo a descuido no haberle llamado; otros caballeros dijeron que si no fue llamado fue porque sentían en el Marqués que sería de contrario parecer, y aquel tiempo de tanta tormenta no daba lugar a muchos consejeros, salvo que su majestad y los mas caballeros de la real armada se pusiesen en salvo, porque estaban en muy gran peligro, y que el tiempo andando, con el ayuda de Dios volverían a poner cerco a Argel; y ansí, se fueron por Bujía.