VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CXCIX. Cómo vino don Fernando Cortés, marqués del Valle, de España, casado con la señora doña María de Zúñiga, con título de marqués del Valle y capitán general dela Nueva España y de la mar del Sur; y como trujo consigo al padre fray Juan Leguizamo y otros once frailes de la Merced, y del recebimiento que se le hizo.

Como había mucho tiempo que Cortés estaba en Castilla, e ya casado, como dicho tengo, y con título de marqués y capitán general de la Nueva España y de la mar del Sur, tuvo gran deseo de se volver a la Nueva España a su casa y estado e tomar posesión de su marquesado; y como supo que estaban las cosas en Méjico en el estado que he referido, de la manera ya por mi dicha, se dio priesa, e se embarcó con toda su casa, e trujo en su compañía doce frailes de la Merced para que llevasen adelante lo que había dejado empezado fray Bartolomé, ya por mí memorado, y los que después dél fueron, y estos de ahora no eran menos virtuosos e buenos que los otros; que se los dio por tales a Cortés el general de la Merced por mandado del consejo de las Indias, e venía por cabeza dellos un fray Juan de Leguizamo, vizcaíno, buen letrado y santo, según decían, y con él se confesaba el Marqués y la Marquesa; e como dicho he, embarcáronse todos, e con buen tiempo que les hizo en la mar, llegó Cortés con los suyos, menos un fraile de los doce, que se murió a pocos días de embarcación al puerto de la Verucruz, e se hizo recebimiento, mas no con la solenidad que solía; y luego se fue por ciertas villas de su marquesado.

Y llegado a Méjico, se le hizo otro recebimiento; y en lo que entendió fue en presentar sus provisiones de marqués y hacerse pregonar por capitán de la Nueva España y del mar del Sur, y demandar al Visorey y audiencia real que le contasen sus vasallos de la manera que él pensó; y esto me parece a mí que vino mandado de su majestad para que se los contase; porque, a lo que yo entendí, cuando le dieron el marquesado demandó a su majestad que le hiciese merced de ciertas villas y pueblos con tantos mil vecinos tributarios; y porque esto yo no lo sé bien, remítome a los caballeros e otras personas que lo saben mejor, y a los pleitos que sobre ello se han traído; porque tenía el Marqués en el pensamiento, cuando demandó a su majestad aquella merced de los vasallos, que se había de contar cada casa de vecino o cacique o principal de aquellas villas por un tributario, como si dijésemos ahora que no se habían de contar los hijos varones que eran ya casados, ni yernos, ni otros muchos indios que estaban en cada casa en servicio del dueño della, sino solamente cada vecino por un tributario, ora tuviese muchos hijos e yernos u otros allegados criados; y la audiencia real de Méjico proveyó que lo fuese a contar un oidor de la misma real audiencia, que se decía el doctor Quesada,…