VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CXCIII. Cómo después que murió el licenciado Ponce de León comenzó a gobernar el licenciado Marcos de Aguilar, y las contiendas que sobre ello hubo, y como el capitán Luis Marín con todos los que teníamos en su compañía topamos con Pedro de Albarado, que andaba en busca de Cortés, y nos alegramos los unos con los otros, porque estaba la tierra de guerra, por la poder pasar sin tanto peligro.

Según que lo había dejado en el testamento Luis Ponce, todos los más conquistadores que estaban mal con Cortés quisieran que fuera la residencia adelante, como le habían comenzado a tomar; y Cortés dijo que no se podía entender en él, conforme al testamento de Luis Ponce; mas que si quisiera tomársela el Marcos de Aguilar, que fuesen mucho en buen hora; y había otra contradición por parte del cabildo de Méjico, en que decían que no podía mandar Luis Ponce en su testamento que gobernase el licenciado Aguilar solo, lo uno porque era muy viejo y caducaba, y estaba tullido de bubas y era de poco autoridad, y así lo mostraba en su persona, y no sabía las cosas de la tierra, ni tenía noticia della ni de las personas que tenían méritos; y que demás desto, que no le ternían respeto ni le acatarían, y que sería bien que para que todos temiesen, y la justicia de su majestad fuese de todos muy acatada, que tomase por acompañado en la gobernación a Cortés hasta que su majestad mandase otra cosa; y el Marcos de Aguilar dijo que no saldría poco ni mucho de lo que Luis Ponce mandó en el testamento, y que él solo había de gobernar, y que si querían poner otro gobernador por fuerza que no hacían lo que su majestad mandaba; y demás desto que dijo Marcos de Aguilar, Cortés temió si otra cosa se hiciese, por más palabras que le decían los procuradores de las ciudades y villas de la Nueva España, que procurase de gobernar y que ellos atraerían con buenas palabras al Marcos de Aguilar para ello, pues que estaba claro que estaba muy doliente, y era servicio de Dios y de su majestad; y por más que le decían a Cortés, nunca quiso tocar más en aquella tecla, sino que el viejo Aguilar solo gobernase; y aunque estaba tan doliente y ético, que le daba de mamar una mujer de Castilla, y tenía unas cabras, que también bebía leche dellas; y en aquella sazón se le murió un hijo que traía consigo, de modorra, según y de la manera que murió Luis Ponce.

Dejaré esto hasta su tiempo, e quiero volver muy atrás de lo de mi relación, e diré lo que el capitán Luis Marín hizo, que quedaba con toda su gente en Naco esperando respuesta de Sandoval para saber si Cortés era embarcado o no, y nunca habíamos tenido respuesta ninguna. Ya he dicho cómo Sandoval se partió de nosotros para hacer embarcar a Cortés que fuese a la Nueva España, y que nos escribiría lo que sucediese, para que nos fuésemos con Luis Marín camino de Méjico, y puesto que escribió Sandoval y Cortés por dos partes, nunca tuvimos respuesta, porque el Saavedra nunca nos quiso escribir, con malicia; y fue acordado por Luis Marín y por todos los que con él veníamos que con brevedad fuésemos soldados a caballo a Trujillo a saber de Cortés, y fue Francisco Marmolejo por nuestro capitán, e yo fui uno de los diez, y fuimos por la tierra adentro de guerra hasta llegar a Olancho, que agora llaman Guayape, donde fueron las minas ricas de oro, y allí tuvimos nueva de dos españoles que estaban dolientes y de un negro, cómo Cortés era embarcado pocos días había con los caballeros y conquistadores que consigo traía, y que le envió a llamar la ciudad de Méjico, que todos los vecinos mejicanos estaban con voluntad de le servir,…