Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe
Calle
Fausto. Margarita pasando por la calle.
Fausto
Mi bella señorita, ¿osar podría
ofreceros mi brazo y compañía?
Margarita
Señorita no soy, tampoco bella
y muy bien puedo a casa irme sin ella.
(Se desembaraza de él y sale?)
Fausto
¡Oh! Bella es esta niña, ¡vive el cielo!
cómo nunca la he visto en este suelo.
Tan modesta, sencilla, ruborosa
y al mismo tiempo un tanto desdeñosa.
Jamás olvidaré su tez rosada,
labio rojo y mejilla delicada.
Sus ojos que a la tierra se bajaron,
para siempre, en mi pecho se estamparon.
¡Oh, deleita mirar niña tan bella!
(A Mefistófeles que entra?)
¡Procúrame al instante esa doncella!
Mefistófeles
¿Cuál?
Fausto
¡Esa que allí va!
Mefistófeles
Ya la diviso.
De do viene que sepas es preciso.
Sale del templo y mientras confesaba
al fraile sus pecados, yo me estaba
junto al confesionario con prudencia
y te aseguro, toda es inocencia;
así verás tú mismo que convengo
en que poder sobre ella yo no tengo.
Fausto
¡Y ya cumplido habrá sus catorce años!
Mefistófeles
Hablas como Jerónimo de Apaños
que quiere para sí todas las flores
y piensa que no hay gracias ni favores
que él no pueda coger; mas, sin embargo,
no siempre se consigue.
Fausto
¡Tiempo largo
hay para discursos y sermones!
Sabe pues, en cortísimas razones,
que si esa niña tan gentil y hermosa,
esta noche, en mis brazos no reposa,
me separo de ti.
Mefistófeles
Piensa un poquito
en lo que puedo hacer; yo necesito,
solo para empezar este negocio,
lo menos quince días.
Fausto
Si horas de ocio
tuviese, necesario no me fuera
diablo para que yo la sedujera.
Mefistófeles
Hablas como un francés y estás violento.
¿Se goza más por ser en el momento?
Nada hay que más placer al fin nos deje
como ver, tras sutil teje maneje,
que la muñeca cae en nuestras manos
cual lo enseñan mil cuentos italianos.
Fausto
¡Sin eso, yo resiento la lujuria!