Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe

Delante de la puerta de la ciudad

Salen paseantes de toda clase.

Algunos Aprendices

¿Por qué para allá?

Otro

Así vamos

a donde hemos convenido.

Los Primeros

Si para allá vais, nosotros

queremos ir al molino.

Uno de los Primeros

Mejor es ir a la Fonda

del Agua.

Segundo

Por lo bonito

que es el viaje.

Los Segundos

Y tú, pues, ¿qué haces?

Un Tercero

Lo veis, a los otros sigo.

Un Cuarto

Vamos a Burgdorf que os juro

tendremos trato exquisito;

las más gentiles muchachas,

y de beber, lo más rico.

Un Quinto

Siempre ansioso. ¿No escarmientas

con los golpes recibidos?

Yo no iré porque da miedo

a mis lomos ese sitio.

Una Criada

¡No, no, a la ciudad me torno!

Otra

Deja arranques repentinos,

allí cerca le hallaremos.

La Primera Criada

¿Y con ello qué consigo?

Él irá siempre a tu lado

y bailes y regocijos

han de ser para ti todos.

La Segunda Criada

Con otro, según él dijo,

debe estar en compañía.

Un Estudiante

¡Por vida del basilisco!

¡Qué garbo el de esas muchachas!

¡Sigámoslas, buen amigo,

cerveza y tabaco fuertes

y una criada de domingo

son todo, todo mi gusto!

Una Niña Burguesa

¡Mira qué graciosos chicos!

Es por cierto una vergüenza

que pudiendo los más finos

tratos disfrutar, con criadas

gasten su tiempo más lindo.

El Segundo Estudiante, al primero.

Aguarda, que allá dos vienen

con arrogantes vestidos;

mi vecina es una de ellas

y yo mucho me le inclino.

Con ellas nos juntaremos

al fin que el rumbo es el mismo

El Primer Estudiante

¡No, hermano! No me acomodan

cumplimientos ni remilgos.

¡Pronto, que se va la caza!

¡Las manos, amigo mío,

que mueven la escoba el sábado

son también las que el domingo

te acarician con más gracia!

Un Burgués

No me cuadra, os lo repito,

el nuevo burgomaestre;

lo hinchará más el oficio,

¿qué ganará el pueblo en tanto?

¿Los males envejecidos

no aumentarán cada día?

Mucho más que antes, sumisos

hemos de ser y los pagos

serán más, si no los mismos.

Un Mendigo, canta.

Caballeros y damas hermosas

que admiráis con tal lujo y beldad,

a mis penas, miradas piadosas,

a mis penas, alivio otorgad.

Que no en vano yo eleve mi queja,

es dichoso quien sabe hacer bien;